Título original: Jove decadent. Després del ball
Museo: Museo de Montserrat. Monasterio de Montserrat, Barcelona (España)
Técnica original: Óleo (46,5 x 56 cm.)
Tras una larga noche de fiesta, esta joven catalana cae rendida sobre un sofá verde. Está agotada, pero no se va a dormir todavía. Está pensando algo, quizás recordando la magia de esa noche… Sostiene en su mano un libro o cuaderno. Quizás su diario, quizás algún ejemplo de esa subversiva poesía moderna que leen los jóvenes en ese decadente fin de siècle.
El caso es que esta joven decadente representa la juventud burguesa catalana de la época. Indecorosa, lánguida, moderna, cosmopolita, elegante… En definitiva, libre como no lo fueron su madre o su abuela.
Su postura lo dice todo, casi engullida por los cojines sin preocuparse en absoluto por las convenciones, aunque cierto es que está sola, transmitiendo una sensación de intimidad.
Ese vestido negro sobre el sofá verde representan los dos colores que dominan el lienzo y a la vez hacen destacar el tono juvenil de la piel y el amarillo del libro.
Ramón Casas fue el pintor de la modernidad catalana, y en muchísimas de sus obras quiso plasmar lo cotidiano, lo mundano, lo exquisitamente decadente de las mujeres de su época, un ejemplo de la evolución del rol de la mujer que estaba ocurriendo en la sociedad.
Título original: La sargantain
Museo: Círculo del Liceo, Barcelona (España)
Técnica original: Óleo (91 x63 cm.)
El Círculo del Liceo abre sus puertas para presentar a la musa del pintor modernista Ramon Casas, Júlia Peraire. La muestra retrata por primera vez a Júlia en todas sus facetas: como mujer fatal, flamenca y señora.
La Sargantain es una pintura al óleo realizada por Ramon Casas el 1907 en Barcelona y que pertenece desde aquel mismo año a la colección del Círculo del Liceo de Barcelona.
Hacia el 1905, Casas conoció una joven de 17 años, de procedencia modesta, con la cual estableció la única relación sentimental estable que se le conoce y con la cual acabaría casándose el 28 de septiembre de 1922. La atracción que en los inicios de la relación tuvo que sentir el pintor por esta joven, denominada Júlia Peraire y Ricarte, queda soberbiamente reflejada en la obra que comentamos, sin duda la pintura más sensual de toda su trayectoria artística.
Con el cambio de siglo y especialmente después del éxito rotundo que cosechó Casas con su exposición individual realizada a la Sala Parara el 1900, su producción se centró preferentemente en el retrato, género con que había debutado en el entonces ya lejano Salon des Champs-*Élysées de París de 1883 y que cultivaría el resto de su vida. Los retratos de este largo periodo continúan evidenciando la especial dotación de este artista, tanto para representar los disparos fisonómicos del personaje en cuestión, que en la mayoría de los casos eran mujeres de la burguesía catalana, como su facilidad para captar la atmósfera. A la vez, en La Sargantain se manifiestan de nuevo también sus extraordinarios dotes de colorista en el valiente tratamiento del amarillo intenso del traje que insinuantment se recoge a la falda de la chica.
Aun así, en aquel tiempo, el modernismo llegaba al fin y, en consecuencia, aquellos artistas que, como Casas, lo habían liderado, pasaban a la retaguardia del arte catalán. La nueva situación del pintor en el panorama artístico catalán se acusó lógicamente en su obra, que a menudo sufre de cierto convencionalismo.
El cuadro obtuvo el premio que concedía el Círculo del Liceo en la V Exposición Internacional de Arte de Barcelona, del 1907, hecho que comportaba que la pieza pasara a formar parte de la entidad mencionada.
Con esta versión Pop-art de este divertido ejemplo del modernismo catalán queremos agradecer la estancia en nuestro hotel a todos los participantes de la Spanish Pyrenees to Costa Brava Easygoing E-bike Tour organizada por BackRoads. Esperamos que hayan podido disfrutar de su estáncia y que Torre del Remei haya contribuido ha hacer de este Tour un recuerdo inolvidable.
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Museo: Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona (España)
Técnica original: Óleo (118 x 215 cm.)
Ramón Casas lo pintó para decorar una de las paredes de la cervecería “Els Quatre Gats”, el bar de su amigo Pere Romeu, que acabaría convirtiéndose en el cuartel general de la vanguardia artística de la ciudad. El mismísimo Picasso organizó ahí su primera exposición.
Intelectuales, literatos y demás cráneos privilegiados realizaron legendarias tertulias bajo este cuadro (en realidad fueron legendarias borracheras).
La obra intenta imitar los carteles publicitarios de la época, haciendo uso de una ironía propia del pop-art, y por su técnica libre y síntesis en el paisaje puede recordar a artistas como Toulouse-Lautrec.
Un par de años después, Casas haría otra versión más moderna, con los mismos personajes, pero esta vez en un moderno automóvil.